Todavía pienso que el mundo puede ser mejor

16 noviembre 2011

Partida de ajedrez


Era un chico cuando empezó a inquietarme el ajedrez. Mi madre me enseñó a mover las fichas y jugué con ella mis primeras partidas. Al principio ella me ganaba todas, pero cuando empecé a ganar se acabaron esas tardes de jaques con ella.

Años después, siendo todavía un chico, conocí a Oscar Miranda. Me llamaba la atención su propensión a la poesía, el dibujo, la filosofía y además el ajedrez. Confieso que influyó significativamente en mi opción por las letras y demás aspectos de mi credo estético.

En una de esas partidas con Oscar, en las que no me iba muy bien con el juego, pero sí en sacarle provecho a su conversación, me atreví a exteriorizar una de mis ideas: "¿se imagina que las guerras entre países se arreglaran con partidas de ajedrez?"... él guardó silencio un memento y respondió: "eres muy ingenuo". La partida continuó.

Después de un rato me animé a preguntar el significado de ingenuo y respondió con cierto toque paternal: " Crees que todo el mundo es bueno... las guerras no se pueden definir en un juego de ajedrez porque ellos quieren ver sangre, además se pierde más dinero acabando el negocio de las armas que acabando con una guerra." y diciendo ésto movió su alfil para darme un Jaque mate.

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