No soy de acá solamente porque caí por suerte entre los límites imaginarios de una mente malévola. No vibra mi alma por las notas musicales que me enseñaron a hacer mías. Mi alma vibra por la gente que habita y coexiste conmigo en esta tierra, ni me siento orgulloso de una bandera que grita en mi cara lo que no somos y lo que sí. Mi bandera es la voz que emerge con dolor por la injusticia del opresor y del oprimido que calla:
No somos oro pero brillaríamos como el sol si abriéramos los ojos.
No somos mar pero cuánta sed y hambre podríamos sanar si uniéramos las manos.
No somos sangre para derramar por una causa que no es nuestra...
somos sangre que corre por las venas
y queremos transmitir a nuestros hijos.
Somos sangre que quiere ser signo de vida y libertad verdadera.
Reprochamos los que empuñan una piedra
y olvidamos estas palabras del Maestro:
"Si estos callan, hablarán las piedras"
Somos Voz y no silencio,
profetas de nuestro tiempo.
Leandro Sabogal
20 Noviembre de 2012